Daniil y Aniuska son pareja desde hace cinco años.
Daniil es el mayor de los hermanos Ludovicos, un joven apuesto de veinticinco años de edad, alto y de complexión fuerte. Dócil y tranquilo a su vez. Y por desgracia para él, dúctil y maleable, y esto Aniuska lo sabe muy bien y lo explota de maravilla. Solo tiene una afición, que es jugar al fútbol así que un día a la semana se reúne con su equipo para jugar la liga. Daniil de momento no va más allá de lo que su novia le permite. Es un siervo. Estudioso y buena persona, de naturaleza práctica, piensa con las manos y si se rompe algo o hay algún problema en casa, sabe cómo solucionarlo. La única pega es que de tan buena persona que quiere ser se convierte en un auténtico calzonazos pasando a estar moralmente dominado por todas las mujeres que le rodean, su madre y sobretodo su novia le tienen sentimentalmente preso. Ésta, y que está muerto por dentro son las pegas, no tiene ambición alguna, solamente va tirando. No hay nada más llano que un hombre dedicado a satisfacer a su novia, pues si se le da poder a la mujer, la voluntad del hombre desaparece, y es ella quién decide y piensa por él. Daniil hoy por hoy se encuentra en esta encrucijada, lleva mucho tiempo dentro del hoyo así que el hecho de salir no lo debe ni contemplar ya que de tan hondo que se encuentra no debe haber ni un resquicio de luz. Daniil no es un creador, le es difícil imaginar, así que le costará salir. En este sentido es diametralmente opuesto a su hermano Mijaíl.
Pero no hay hombre más peligroso que el que ansía libertad, y pongo la mano en el fuego que aunque no lo exteriorice, está inquieto, que sabe que hay algo más, si algún día es capaz de ver mundo más allá de estas arpías, deberemos temer la forma en que romperá los grilletes, la explosión de alguien como Daniil estará a eones de años luz de cualquiera, pues no hay mayor golpe para el hombre que darse cuenta de cómo perdió el tiempo con anterioridad, de tal manera que todo lo que había contraído hasta el momento, rebotará despidiendo tanta energía que las reacciones serán incontrolables e inimaginables.
Aniuska viene de una familia política en un pueblo pequeño del oeste, todos amantes de la música y el arte. Pero es una mujer malvada, una bruja, una arpía. Está desde hace cinco años pudriendo a Daniil. Envenenándole poco a poco. Estudió mucho cuando le tocaba, tiene dos carreras y toca el piano a la perfección, actualmente da clases a niños pequeños en la escuela municipal, pero pese a haber estudiado y leído mucho, le falta comprensión, le falta espiritualidad, es una chica depresiva, demasiado depresiva. A veces se pasa noches enteras llorando simplemente porque Daniil llegó tarde a la cita o no le contestó al teléfono. La vieja es la proyección de lo que será ella en el futuro. Se medica con tranquilizantes, cuyas dosis tumbarían al semental más bravo. Daniil siempre fue muy tímido y se conformó con la primera chica que le hizo caso, pues Aniuska no es una beldad por la que morir ni por la que matar. De hecho es todo lo contrario. Es bajita, regordeta y feucha, lo que aún dificulta más comprender cómo es posible que influya tanto en su novio.
Es mujer de carácter marcado y tiene clarísimo como hacer su vida, de pequeña soñaba con su príncipe azul y sus amigas inseparables, apuntaba demasiado alto siempre, así que es normal que se haya frustrado más de una vez. Pero la depresión es símbolo de que en vez de aprender sigue viviendo en su pequeño mundo de fantasía, e intenta que todo lo que le rodee salga tal y como lo había planeado anteriormente. Tiene dos caras. Lo que le produce más ataques de ansiedad y episodios depresivos los cuales debe soslayarlos Daniil mediante una infinita paciencia. Como toda buena mujer tiene ciertos retazos de falsedad que le han originado más de un problema con la familia de su novio, los Ludovicos.
Viven juntos en un piso cedido por los abuelos, pero Aniuska quiere más, echada en el diván ya ha hecho las cuentas, y sabe que si la Gran matriarca muere, le tocaran cerca de siete pisos como herencia a su Daniil, y por extensión a ella.
-¡Ay mi amor! No me encuentro nada bien…-.
-Que te ocurre princesa-.
- Llevo unos días pensando. Sé que lo hemos hablado muchas veces y siempre me dices que debemos esperar pero ¿Te imaginas lo que sería disponer de los pisos ahora?, ¡Yo sí!, ¡Y te aseguro que seríamos tan felices! La semana pasada estuve mirando una casita fuera de la ciudad, tiene jardín y piscina, es preciosa. Con los pisos nos la podríamos pagar y seguir viviendo bien con las rentas, mis clases y tu trabajo, es una oportunidad ideal, me dijeron que había otra pareja interesada ¡Y me sorprende que solo haya unos posibles compradores! De hecho me sorprende que aún esté en venta, pero nos caímos bien con el vendedor y me dio una semana para que le diera el sí ¡Nos la está guardando, pero no será eterno! Es lo que estábamos esperando, por favor dime que hablarás con los abuelos, por favor, por favor-.
-Anni, ya sabes que tarde o temprano tendremos los pisos ¿Porque tienes tanta prisa? Hemos hablado millones de veces y sabes que hoy por hoy es imposible ¿Por qué sigues insistiendo?
-¡Cómo que porqué!, ¡Dan!, ¡Por los niños!, ¡Cuando me los darás eh!, ¡Nuestros hijos necesitan que seamos jóvenes, y además ¡Nosotros mismos los disfrutaremos más! No sabemos cuánto tiempo seguirá viviendo esa vieja chocha, la muy bruja seguro que nos entierra a todos, ¿No te das cuenta?, ¡Cómo vamos a tener a nuestros hijos mientras vivamos aquí!, ¡Dios Santo, me pones de los nervios!, ¡Reacciona!, ¡No tienen espacio!, ¡Necesitan una buena casa y unos padres que aún se aguanten los pedos!-.
-Muestra un poco más de respeto mi amor, aún es mi familia-.
-¡Será posible!, ¡Si nadie la soporta!, ¡Si hasta tú mismo la maldices! ¡Todos, todos tenéis motivos para desearle lo peor y me dices que no le falte al respeto! Tu abuelo el primero ¡Y tu madre y sus hermanos! Estos la enterrarían hoy mismo. ¿Qué me dices de Mijaíl, eh? Con lo egoísta que es, ¿Crees que no ha echado cuentas él? Y hasta Kirilenko podría estar interesado, ¡Y eso que sólo es un niño!, ¡Estoy harta de esperar Dan, debes plantarles cara y exponerles nuestra idea, admito que se portaron de maravilla dándonos este piso pero se nos está quedando pequeño. ¡Además!, ¡Seguro que tu abuela estará encantada de tener bisnietos!, ¡Propónselo mañana!, ¿De acuerdo? Venga que te voy a preparar la cena, tu mientras llama a tu casa y diles que irás mañana y que quieres hablar con los abuelos- Y saltando del diván y dándole un sonoro beso a su novio marchó dando saltos, cantando y silbando hacía la cocina.
Mientras Daniil quedó pensando cómo Diablos iba a pedirle, con qué cara se presentaría en casa y les reclamaría, lo que por otra parte, tarde o temprano será suyo.
Escribo únicamente para no acabar en la cárcel o muerto a causa de una paliza en alguna absurda trifulca, o por sobredosis. Todos mis personajes estarán locos, unos completos maníacos, hasta el más cuerdo de ellos; ¡ése será el peor! Así pues, inicio, inicié esta senda de la literatura para salvarme de mí mismo.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España.
lunes, 26 de enero de 2009
jueves, 22 de enero de 2009
LA GRAN MATRIARCA Y MIJAÍL LUDOVICHENKO.
Es muy difícil, por no decir imposible hablar con la matriarca de la familia. Su condición hace que siempre se siente sola y abandona, con lo cual lo único que tiene en mente es lo desgraciada y engañada que ha sido por todos y cada uno de sus hijos, y como no, el villano más cruel que hay en la Tierra; su marido, quién está convencida que desea su muerte para así largarse con la secretaria, que es cincuenta años menor. Cree ser un estorbo, lo que no sabe es que en realidad lo es, para todos los miembros de la familia, ya que extiende su pena y malhumor.
El primer día que volví del despacho vino a mi casa:
-Hola nene, ¿Está tu madre?, ¿No? Bueno, dile que cuando vuelva venga a verme ¿Vale?-.
Sabía perfectamente que mi madre no era el motivo de su visita. Nunca dejará pasar una oportunidad de hablar, si tiene a alguien delante le vomitará encima todo lo que lleva pensando durante el día, así que ya me iba preparando.
-Ya se lo diré, abuela-.
-Muy bien, muy bien. Pues venga, ahora me voy-.
-Oye, antes de irme ¿Qué tal es la secretaria, es simpática?-.
Dios nos coja confesados pensé, ahora se me pondrá a llorar durante horas sin dejar de hablar de ella. Mierda.
Aún así le dije la verdad:
-Sí que es simpática sí, además es muy agradable y bonita-.
-Ya claro, como a todos los hombres, siempre una mujer joven os parece simpática. Pues no es tan simpática como dices, que sepas que conmigo no habla, cuando viene a casa que viene cada día, va directa al despacho de tu abuelo y a mí ni me mira. Bueno antes va con tu tío y hablan de los pisos, mis pisos, y se ríe. Siempre ríe como una tonta con el abuelo. Jejeje- la imita de manera burlesca- Eso es que su madre la gorda le dice que el señor tiene dinero y que se case con él, y a mí nunca me pregunta cómo me encuentro, sabe perfectamente que estoy malita y que me duele todo el cuerpo, que no saben si me tienen que volver a operar o no, que no puedo andar. Y nada, a nadie le importa. Tú como estás, ¿te duele? A mí un montón, no puedo moverme. Todo el mundo lo sabe y nadie me hace caso, tu madre por ejemplo está todo el día en el gimnasio y cuando viene a mi casa, va directa a hablar con el abuelo, ¡A mí que me den! Soy invisible para todos, y nunca he hecho nada malo, lo que pasa es que como mi marido es tan simpático, como sabe tantas cosas, es tan culto y es tan buena persona les engaña a todos ¡Pero conmigo no habla en todo el día! Me deja sola, yo soy mucho más buena persona que él. Es un rancio. Él se sienta en su sillón a leer y no me hace caso ¡Hace treinta años que no me da un beso!, ¡Que no me dice, Lolita, vamos a comer a un restaurante!, ¡Ni me trae flores! No me quiere y me siento tan sola. Tu padre sí que era un buen hombre, lo que pasa es que tenía mucho carácter y mi hija se cansó, pero tu padre siempre volvía pronto de trabajar para estar con vosotros, y llegaba y le iba a dar un beso a mi hija, pero ella se apartaba. Nunca sabrá lo que perdió, fue tonta, pero bueno hijo, la vida es así. Yo le quería mucho a tu padre y él también me tenía mucho aprecio. No como mi marido que siempre ha estado de viaje con las secretarias. No le importo nada. Ni a él ni a mis hijos- (tiene una facilidad la vieja de cambiar de tema y de volver luego a hablar de lo mismo acongojante, a veces parece que tenga razón y todo, hay veces que pienso que no está tan loca como quiere hacer ver).
-¿Pero sabes qué? Pues voy a decirte una cosa ¿Sabes qué es?, ¿No lo sabes ,eh? Que no les voy a dejar ni un piso, todo para la Iglesia, porque los pisos son míos sí, mi padre al morir, me dio un dinerito, y con mucho trabajo he ido ahorrando, ahorrando poco a poco, comprando un piso aquí, preocupándome de llamar a los paletas, a los lampistas, yendo a ver más pisos, arreglándolos ¿Y para qué? Nunca he salido, ni he hecho ningún viaje, siempre he estado ahorrando y preocupándome de la familia, estando en casa cuidando de mis hijos cuando eran pequeños y mira cómo me lo agradecen, ni me hablan, solo vienen a ver al abuelo. Pues el dinero es mío y no les voy a dejar nada. Solo a mis nietos, sí a vosotros sí que os quiero mucho, tú eres mi ahijado ¿Lo sabías? Sí, a ti te voy a dar un piso para cuando te cases, porque mis hijos son unos desagradecidos. Yo, que era muy joven, y tenía miedo, di a luz y cuide a ¡Cinco! Hijos, y mira, siempre discutiendo, yo que les he dado todo- (Las primeras lágrimas empezaban a asomar y yo iba a sufrir un colapso nervioso en breves momentos, siempre cuando se me pone a hablar me habla de lo mismo, una y otra vez, se pasa horas dando vueltas sobre lo mismo, es repetitiva hasta la saciedad, realmente no lo aguanto, son un par de horas cada día del año, y venga a hablar y hablar, entonces te encuentras sin poder hacer nada, no escucha, no entiende, solo despotrica y se auto compadece de su penosa existencia. Y toca tragar, tener que aguantarle me produce impulsos homicidas, urticarias, y me siento mal porque es mi abuela, forma parte de la familia y matar desde siempre me han dicho que es un acto abominable, y hasta está penado por ley, pero no puedo contener mi mente, un hombre aunque esté encerrado, es libre de espíritu, en la dimensión mental todo está permitido, todo puede suceder y es incontrolable, y mientras ella habla y habla me voy enojando más, no puedo pensar en otra cosa, creo que es un piojo, que es alguien que el mundo no echaría en falta, y es más, mejoraría, es despreciable. Yo he tenido motivos para quejarme pero nunca, nunca en mi vida haré de mis desgracias una atracción de feria, y por supuesto nunca usaré mi condición de superioridad para cargar contra los que están moralmente en deuda conmigo. Ella hace todo lo contrario, al ser la Gran Matriarca manda sobre todas las generaciones que siguen, y utiliza esto para dar pena y hacer sentir culpable a todo el mundo, se queja desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche que es cuando se va a dormir, está todo el día y todos los días del año igual, cosa que no soporto, la aborrezco y me enciende, soy ya no solo un mal cristiano, sino que también una mala persona cuando estoy con ella) - Y sin madre, ¡Ay! Murió cuando yo era muy joven. ¡Mamá!, ¡Mamá!- (Ya está haciendo pucheros, al hablar de su madre el llanto es inevitable, tiene la mentalidad de un niño pequeño) - ¡Me quedé sola!, ¡Sola porque mi hermana mayor estaba en Sevilla!, ¡Y mi marido de viajes y reuniones, y yo en casa!, ¡Ay, qué pena, qué pena! Era muy joven y les di todo lo que querían, a mis hijos. Sufrí mucho porque a tu abuelo le encantan las mujeres, y cuando los niños estaban enfermos, era yo quien los cuidaba no su padre. Y ahora están esperando a que me muera para ser felices con el Papá-.
El primer día que volví del despacho vino a mi casa:
-Hola nene, ¿Está tu madre?, ¿No? Bueno, dile que cuando vuelva venga a verme ¿Vale?-.
Sabía perfectamente que mi madre no era el motivo de su visita. Nunca dejará pasar una oportunidad de hablar, si tiene a alguien delante le vomitará encima todo lo que lleva pensando durante el día, así que ya me iba preparando.
-Ya se lo diré, abuela-.
-Muy bien, muy bien. Pues venga, ahora me voy-.
-Oye, antes de irme ¿Qué tal es la secretaria, es simpática?-.
Dios nos coja confesados pensé, ahora se me pondrá a llorar durante horas sin dejar de hablar de ella. Mierda.
Aún así le dije la verdad:
-Sí que es simpática sí, además es muy agradable y bonita-.
-Ya claro, como a todos los hombres, siempre una mujer joven os parece simpática. Pues no es tan simpática como dices, que sepas que conmigo no habla, cuando viene a casa que viene cada día, va directa al despacho de tu abuelo y a mí ni me mira. Bueno antes va con tu tío y hablan de los pisos, mis pisos, y se ríe. Siempre ríe como una tonta con el abuelo. Jejeje- la imita de manera burlesca- Eso es que su madre la gorda le dice que el señor tiene dinero y que se case con él, y a mí nunca me pregunta cómo me encuentro, sabe perfectamente que estoy malita y que me duele todo el cuerpo, que no saben si me tienen que volver a operar o no, que no puedo andar. Y nada, a nadie le importa. Tú como estás, ¿te duele? A mí un montón, no puedo moverme. Todo el mundo lo sabe y nadie me hace caso, tu madre por ejemplo está todo el día en el gimnasio y cuando viene a mi casa, va directa a hablar con el abuelo, ¡A mí que me den! Soy invisible para todos, y nunca he hecho nada malo, lo que pasa es que como mi marido es tan simpático, como sabe tantas cosas, es tan culto y es tan buena persona les engaña a todos ¡Pero conmigo no habla en todo el día! Me deja sola, yo soy mucho más buena persona que él. Es un rancio. Él se sienta en su sillón a leer y no me hace caso ¡Hace treinta años que no me da un beso!, ¡Que no me dice, Lolita, vamos a comer a un restaurante!, ¡Ni me trae flores! No me quiere y me siento tan sola. Tu padre sí que era un buen hombre, lo que pasa es que tenía mucho carácter y mi hija se cansó, pero tu padre siempre volvía pronto de trabajar para estar con vosotros, y llegaba y le iba a dar un beso a mi hija, pero ella se apartaba. Nunca sabrá lo que perdió, fue tonta, pero bueno hijo, la vida es así. Yo le quería mucho a tu padre y él también me tenía mucho aprecio. No como mi marido que siempre ha estado de viaje con las secretarias. No le importo nada. Ni a él ni a mis hijos- (tiene una facilidad la vieja de cambiar de tema y de volver luego a hablar de lo mismo acongojante, a veces parece que tenga razón y todo, hay veces que pienso que no está tan loca como quiere hacer ver).
-¿Pero sabes qué? Pues voy a decirte una cosa ¿Sabes qué es?, ¿No lo sabes ,eh? Que no les voy a dejar ni un piso, todo para la Iglesia, porque los pisos son míos sí, mi padre al morir, me dio un dinerito, y con mucho trabajo he ido ahorrando, ahorrando poco a poco, comprando un piso aquí, preocupándome de llamar a los paletas, a los lampistas, yendo a ver más pisos, arreglándolos ¿Y para qué? Nunca he salido, ni he hecho ningún viaje, siempre he estado ahorrando y preocupándome de la familia, estando en casa cuidando de mis hijos cuando eran pequeños y mira cómo me lo agradecen, ni me hablan, solo vienen a ver al abuelo. Pues el dinero es mío y no les voy a dejar nada. Solo a mis nietos, sí a vosotros sí que os quiero mucho, tú eres mi ahijado ¿Lo sabías? Sí, a ti te voy a dar un piso para cuando te cases, porque mis hijos son unos desagradecidos. Yo, que era muy joven, y tenía miedo, di a luz y cuide a ¡Cinco! Hijos, y mira, siempre discutiendo, yo que les he dado todo- (Las primeras lágrimas empezaban a asomar y yo iba a sufrir un colapso nervioso en breves momentos, siempre cuando se me pone a hablar me habla de lo mismo, una y otra vez, se pasa horas dando vueltas sobre lo mismo, es repetitiva hasta la saciedad, realmente no lo aguanto, son un par de horas cada día del año, y venga a hablar y hablar, entonces te encuentras sin poder hacer nada, no escucha, no entiende, solo despotrica y se auto compadece de su penosa existencia. Y toca tragar, tener que aguantarle me produce impulsos homicidas, urticarias, y me siento mal porque es mi abuela, forma parte de la familia y matar desde siempre me han dicho que es un acto abominable, y hasta está penado por ley, pero no puedo contener mi mente, un hombre aunque esté encerrado, es libre de espíritu, en la dimensión mental todo está permitido, todo puede suceder y es incontrolable, y mientras ella habla y habla me voy enojando más, no puedo pensar en otra cosa, creo que es un piojo, que es alguien que el mundo no echaría en falta, y es más, mejoraría, es despreciable. Yo he tenido motivos para quejarme pero nunca, nunca en mi vida haré de mis desgracias una atracción de feria, y por supuesto nunca usaré mi condición de superioridad para cargar contra los que están moralmente en deuda conmigo. Ella hace todo lo contrario, al ser la Gran Matriarca manda sobre todas las generaciones que siguen, y utiliza esto para dar pena y hacer sentir culpable a todo el mundo, se queja desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche que es cuando se va a dormir, está todo el día y todos los días del año igual, cosa que no soporto, la aborrezco y me enciende, soy ya no solo un mal cristiano, sino que también una mala persona cuando estoy con ella) - Y sin madre, ¡Ay! Murió cuando yo era muy joven. ¡Mamá!, ¡Mamá!- (Ya está haciendo pucheros, al hablar de su madre el llanto es inevitable, tiene la mentalidad de un niño pequeño) - ¡Me quedé sola!, ¡Sola porque mi hermana mayor estaba en Sevilla!, ¡Y mi marido de viajes y reuniones, y yo en casa!, ¡Ay, qué pena, qué pena! Era muy joven y les di todo lo que querían, a mis hijos. Sufrí mucho porque a tu abuelo le encantan las mujeres, y cuando los niños estaban enfermos, era yo quien los cuidaba no su padre. Y ahora están esperando a que me muera para ser felices con el Papá-.
jueves, 15 de enero de 2009
El Sordo
El día empezó como cualquier otro para él, aunque por fortuna ya era viernes, salió de la cama con un beso a su amada. Y a su mujer también. Iba rezando:
-¡Ay si pudiera quedarme aquí todo el día,
tumbado sin hacer nada, que feliz sería! Te juro que uno de estos días no habrá quién me levante-.
-¿Qué dices cariño?- respondía la mujer soñolienta.
-Nada, nada. Estoy harto de ir a trabajar, que me encantaría quedarme contigo-.
-Quédate, si en realidad no tienes que ir…-.
Pero el deber le llamaba, había que ir a ganarse el pan, y después de su pequeño ritual de aseo y provisionamiento de cada mañana, ya estaba en el coche listo para ir a la oficina.
Debido a sus crecientes problemas de audición nunca se ponía la radio en el car y transcurría el viaje sumido en sí mismo, cabe decir que hablamos de un hombre tranquilo, parsimonioso, un hombre que sabe apreciar el silencio.
Veinte minutos después llegaba a su oficina:
-Hola Francisco –saludaba uno de sus compañeros.
-Que Francis, ¿No tienes bastante? Oye en serio, no creo que debieras estar aquí…- decía el otro.
-Sí, sí. Ya voy ¿Es que uno no puede tomarse un café tranquilo?
-Yo sólo decía que…-.
-¡Ay qué juventud! Lo quiere todo al instante, ¡Ya voy!, ¡Ya voy! De todos modos hasta dentro de un rato no tengo que hablar con nadie-.
-No sabía que hubierais quedado, en ese caso buena suerte-.
Y se dirigió a su cubilete a empezar su tarea. Mal lograda pues consistía en hablar con proveedores y clientes. Hacía cosa de dos años que empezó su sordera y últimamente se había acrecentado con lo que iban empeorando las negociaciones y los tratos. Él seguía tranquilo.
-¡Sr. Gutiérrez!, ¡Otra vez por aquí!, ¡Qué demonios es lo que hace!-.
-¡Hombre! Nada, lo de cada día-.
-¡Le espero en mi despacho dentro de quince minutos!-.
-¡Como guste!-.
Así que después de la primera llamada de negocios del día, se presentó sin más demora y con una ancha sonrisa en el despacho de su superior.
-Francisco, siéntese ¿Se encuentra usted bien?-.
-Perfectamente señor, gracias-.
-No, no me las de-.
-…¿Quería verme?...-.
Con esta inocente pregunta se efectuó un cambio visiblemente radical y agresivo en el cuerpo y alma del señor Vallcorba. Y gritóle:
-¡No!, ¡No quiero ni quería verle!, ¡Señor, cómo se puede ser tan absurdo!, ¡Ése es el problema!, ¡Cómo hacer para que lo entienda!, ¡Llevo toda la semana diciéndoselo y usted hace caso omiso de todo!-.
-¡Oiga!- Alzó la voz Francisco - No le permito que me hable así, en ningún momento le he faltado yo al respeto. No tengo porque aguantar estas impertinencias- .
Se enrojeció mientras se levantaba de la silla con intención de irse de la sala, pero que Francisco se acelerara, produjo un efecto sedante en el señor Vallcorba hasta el punto en que se puso a reír a carcajadas.
-Señor, si no es más explícito y normal en su comportamiento me será imposible entenderle- Arguyó perplejo Francisco.
-No amigo no, lo que pasa es que es usted más listo que el mismísimo Diablo- y mientras empezaba el discurso se levantó de su sillón y rodeo una y otra vez la habitación, apoyándose en el respaldo del sr. Gutiérrez, mirando por la ventana, haciendo girar la bola del mundo…- claro que me entiende, lo leo en sus ojos, ambos sabemos porque está aquí y la verdad es que me impresiona, si realmente de mí dependiera le digo que se quedaría conmigo toda la vida, lo que usted hace denota un gran sentido del humor, ¡Jajaja! Se puede decir que en esta semana le he conocido mucho más a fondo que en los escasos años que llevo siendo su jefe, podríamos ser amigos incluso ¡Maldito embustero, usted se las sabe todas! ¡Perro viejo, usted está loco! Pero por favor… No me lo haga más difícil, ya no se cómo decírselo y verle por aquí todos los días… Desde el lunes que le persigo repitiéndoselo, el lunes nada más llegar, el martes a la hora de comer, el miércoles cuando ya me iba, ¡Ayer se lo dije tres veces! Y usted me responde con sin sentidos: que si ya se lo daré, que si no se preocupe, estoy trabajando en ello, que si antes que acabe la semana me quedaré satisfecho, que si esta semana estoy especialmente pesado… Compréndalo, no soy yo el responsable, pero me toca hacérselo saber, así que por favor, entiéndalo: Queda d-e-s-p-e-d-i-d-o-.
-¡No puede ser!, ¡Era eso! Sé que los negocios, negocios son ¿¡¿Pero tanto jaleo es capaz de armar usted por esto?!?, ¡No se preocupe!, ¡Jajaja! No erraba cuándo le decía que sí que estaba pesado, entienda que bajo presión es más incómodo trabajar, pero no se preocupe, ya le dije que quedaría contento con el resultado- Y sacándose una hoja doblada del bolsillo del jersey dijóle- ¡Aquí tiene el maldito pe-di-do leche! Y con un cinco por ciento de descuento, con el beneficio anual que conlleva así que, ¡Ale! Y deje de incordiar hombre, ¡Hasta la semana que viene!-.
Y con una sonrisa de satisfacción mayor que con la que entró en el despacho, fue hacia su cubilete, y reanudó sus tareas.
-¡Ay si pudiera quedarme aquí todo el día,
tumbado sin hacer nada, que feliz sería! Te juro que uno de estos días no habrá quién me levante-.
-¿Qué dices cariño?- respondía la mujer soñolienta.
-Nada, nada. Estoy harto de ir a trabajar, que me encantaría quedarme contigo-.
-Quédate, si en realidad no tienes que ir…-.
Pero el deber le llamaba, había que ir a ganarse el pan, y después de su pequeño ritual de aseo y provisionamiento de cada mañana, ya estaba en el coche listo para ir a la oficina.
Debido a sus crecientes problemas de audición nunca se ponía la radio en el car y transcurría el viaje sumido en sí mismo, cabe decir que hablamos de un hombre tranquilo, parsimonioso, un hombre que sabe apreciar el silencio.
Veinte minutos después llegaba a su oficina:
-Hola Francisco –saludaba uno de sus compañeros.
-Que Francis, ¿No tienes bastante? Oye en serio, no creo que debieras estar aquí…- decía el otro.
-Sí, sí. Ya voy ¿Es que uno no puede tomarse un café tranquilo?
-Yo sólo decía que…-.
-¡Ay qué juventud! Lo quiere todo al instante, ¡Ya voy!, ¡Ya voy! De todos modos hasta dentro de un rato no tengo que hablar con nadie-.
-No sabía que hubierais quedado, en ese caso buena suerte-.
Y se dirigió a su cubilete a empezar su tarea. Mal lograda pues consistía en hablar con proveedores y clientes. Hacía cosa de dos años que empezó su sordera y últimamente se había acrecentado con lo que iban empeorando las negociaciones y los tratos. Él seguía tranquilo.
-¡Sr. Gutiérrez!, ¡Otra vez por aquí!, ¡Qué demonios es lo que hace!-.
-¡Hombre! Nada, lo de cada día-.
-¡Le espero en mi despacho dentro de quince minutos!-.
-¡Como guste!-.
Así que después de la primera llamada de negocios del día, se presentó sin más demora y con una ancha sonrisa en el despacho de su superior.
-Francisco, siéntese ¿Se encuentra usted bien?-.
-Perfectamente señor, gracias-.
-No, no me las de-.
-…¿Quería verme?...-.
Con esta inocente pregunta se efectuó un cambio visiblemente radical y agresivo en el cuerpo y alma del señor Vallcorba. Y gritóle:
-¡No!, ¡No quiero ni quería verle!, ¡Señor, cómo se puede ser tan absurdo!, ¡Ése es el problema!, ¡Cómo hacer para que lo entienda!, ¡Llevo toda la semana diciéndoselo y usted hace caso omiso de todo!-.
-¡Oiga!- Alzó la voz Francisco - No le permito que me hable así, en ningún momento le he faltado yo al respeto. No tengo porque aguantar estas impertinencias- .
Se enrojeció mientras se levantaba de la silla con intención de irse de la sala, pero que Francisco se acelerara, produjo un efecto sedante en el señor Vallcorba hasta el punto en que se puso a reír a carcajadas.
-Señor, si no es más explícito y normal en su comportamiento me será imposible entenderle- Arguyó perplejo Francisco.
-No amigo no, lo que pasa es que es usted más listo que el mismísimo Diablo- y mientras empezaba el discurso se levantó de su sillón y rodeo una y otra vez la habitación, apoyándose en el respaldo del sr. Gutiérrez, mirando por la ventana, haciendo girar la bola del mundo…- claro que me entiende, lo leo en sus ojos, ambos sabemos porque está aquí y la verdad es que me impresiona, si realmente de mí dependiera le digo que se quedaría conmigo toda la vida, lo que usted hace denota un gran sentido del humor, ¡Jajaja! Se puede decir que en esta semana le he conocido mucho más a fondo que en los escasos años que llevo siendo su jefe, podríamos ser amigos incluso ¡Maldito embustero, usted se las sabe todas! ¡Perro viejo, usted está loco! Pero por favor… No me lo haga más difícil, ya no se cómo decírselo y verle por aquí todos los días… Desde el lunes que le persigo repitiéndoselo, el lunes nada más llegar, el martes a la hora de comer, el miércoles cuando ya me iba, ¡Ayer se lo dije tres veces! Y usted me responde con sin sentidos: que si ya se lo daré, que si no se preocupe, estoy trabajando en ello, que si antes que acabe la semana me quedaré satisfecho, que si esta semana estoy especialmente pesado… Compréndalo, no soy yo el responsable, pero me toca hacérselo saber, así que por favor, entiéndalo: Queda d-e-s-p-e-d-i-d-o-.
-¡No puede ser!, ¡Era eso! Sé que los negocios, negocios son ¿¡¿Pero tanto jaleo es capaz de armar usted por esto?!?, ¡No se preocupe!, ¡Jajaja! No erraba cuándo le decía que sí que estaba pesado, entienda que bajo presión es más incómodo trabajar, pero no se preocupe, ya le dije que quedaría contento con el resultado- Y sacándose una hoja doblada del bolsillo del jersey dijóle- ¡Aquí tiene el maldito pe-di-do leche! Y con un cinco por ciento de descuento, con el beneficio anual que conlleva así que, ¡Ale! Y deje de incordiar hombre, ¡Hasta la semana que viene!-.
Y con una sonrisa de satisfacción mayor que con la que entró en el despacho, fue hacia su cubilete, y reanudó sus tareas.
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