martes, 30 de septiembre de 2008

Males Domésticos

La vieja aparte de chocha, está loca. Pero cosa curiosa, parece tener una clarividencia más allá de lo normal a la hora de juzgar a la gente, y siempre acierta. Por ejemplo al traerle una amiga a casa y presentársela en seguida sabe de qué categoría social es, si realmente a mi me gusta y yo le gusto a ella y si me conviene. Pero en conjunto es bastante penosa, suele ponerse a llorar cuando piensa en lo desgraciada que ha sido, en que su madre murió joven y no la ayudó a subir a ¡Cinco! hijos, que siempre estuvo en casa cuidando de ellos mientras su marido pasaba el día fuera trabajando ¿Y para que si ya ni se quieren? reniega de las secretarias que tuvo y de lo mucho que le gustan las mujeres, de los sueños a los que tuvo que renunciar para y por los niños mientras Él, pasaba más ratos con sus clientes que con su propia familia, y que cuando ahora con el paso de los años los hijos van a visitarlos y solo hablan con el abuelo, se le revuelve la bilis y todo en ella es corrosivo. Uno de sus problemas es que mezcla realidad y ficción, se adueña de vidas ajenas, de vidas que vio u oyó por televisión, demasiada prensa del corazón. Además, el que sea sorda propicia a que invente, por supuesto se niega a medicarse, y por supuesto se queja de sus males y de los médicos que no saben o no pueden curarla. Hablar con ella es muy complicado, y hacerle entender algo ya es imposible, por tanto ella sigue y sigue rajando y auto-compadeciéndose. Ahora está en una fase de paranoia aguda y cree que la queremos matar. En parte se niega a tomar las medicinas según ella porque nadie le ha explicado bien para que sirven y como funcionan –cosa totalmente falsa, lo que pasa es que en la consulta, al no oír al médico se pierde todo lo que dicen-. Así que se piensa que su marido la quiere matar lentamente con dosis ligeras de veneno día tras día.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Al intrépido que cesó:

Su búsqueda se extinguió.
Atrapado en la locura,
ya no tiene ese brío.
Los saltos, las zancadas.
Todo pronto ha acabado,
siente que les raíces crecen.
Pesan.

¿Por qué te paraste?

No me dejes sin respuesta,
aunque lo se muy bien.
Te rodean días grises.

Hasta perdieron sus follajes
los árboles de hoja perenne.

Mas, recuerda lo que hubo en ti
y reconviértete en pedigrí.