miércoles, 1 de octubre de 2008

AniMales Domésticos

Luego está la madre, es la mula de carga, el pilar inagotable que aguanta esta familia. Aunque está algo resquebrajado pues ella misma dinamitó su propia casa y envió a su marido a tomar por el culo, y con él, a su primogénito. Pero si ella desapareciese la familia se derrumbaría. La aguanta como puede, hace auténticos malabarismos. Va a comprar, hace la comida para sus hijos, para sus padres, limpia también las dos casas, tiene que cambiar el pañal al abuelo, debe discutir día sí día también con su madre hasta que acaban tirándose los platos a la cabeza. Organiza todos los eventos familiares, obligando a sus hermanos a que hagan visitas esporádicas a los yayos, es la que se queda todas las noches en el hospital cuando a uno de los abuelos le operan de cualquier mal. Ahora sí, supongo que la culpa la reconcome y que esto solo lo hace para quedarse tranquila ya que nunca trabajó en nada, y sus padres le pagaron el piso, le ayudaron siempre que tuvo cualquier tipo de problema. Una existencia de lo más simple, nunca hizo nada por sí misma. Al nacer los niños decidió (durísima decisión, ¡ojala yo pudiese hacerlo también!) quedarse en casa para cuidar de los bebés. Fue la típica mujer florero hasta la menopausia donde con el cambió hormonal decidió cambiar también el panorama deprimente que por aquel entonces reinaba bajo su techo, el marido igual que su suegro, amante de las mujeres, siempre estaba de viaje, fuera, y los niños que ya eran adolescentes se estaban descarriando. La familia necesitaba un golpe de efecto, ella misma necesitaba sentirse importante también. Aunque el principal motivo seguramente fue su amante del que nadie tenía conocimiento.

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